La misión de la SOMTJ es la de
manifestarse como un vivero de Soldados de Cristo y una estructura de
instrumentos de crecimiento personal y de formación multisectorial al servicio
de los templarios del siglo XXI.
Nuestra misión se centra en conjugar
las ocho beatitudes que revela nuestra cruz templaria, como yermo forjador del
espíritu, con un elevado sentido humanista por dominar las artes y las ciencias
vanguardistas para afrontar los retos sociales y profesionales que nos va
pautando los tiempos que nos toca vivir.
El ideal y el propósito de la SOMTJ,
filial de la Soberana y Militar Orden del Temple Jerosolimitano – Ordo
Christi Militiae Templi Hierosolymitani , se revela en el lema histórico de
los monjes-guerreros impuesto a la Orden por su primer padre espiritual, San
Bernardo de Claraval: Non nobis domine, non nobis sed nomine, tuo da gloriam
(Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu
nombre)
Los primeros hermanos de la Orden no vivían y luchaban por interés personal, sino por un concepto: el establecimiento de la sociedad cristiana y una civilización dedicada a la gloria de Dios. La caballería de hoy, heredera de su legado, intenta emular esta gran tradición en el hecho de que nuestros trabajos y vidas deben ser un ejemplo para otros y como hermandad tenemos como objetivo llegar a construir una aristocracia de espíritu. Un caballero templario entiende que hay un Dios, una vida creada por El, una verdad eterna y un propósito divino. En consecuencia esta implícito que la verdadera existencia y las bases históricas de la Orden tienen por objeto:
1.- Luchar contra el materialismo, la impiedad y la tiranía en el mundo.
2.- Defender la santidad del individuo.
3.- Afirmar la base espiritual de la existencia humana.
Este es un tremendo objetivo, pero esta es la elección de la Orden. Es por lo tanto el deber de los caballeros prepararnos para sostener esas creencias fundamentales. La misión original de la Orden es tan real hoy en día como lo fue en 1118 cuando se fundó, sólo que las circunstancias han cambiado.
Las crisis y los retos que
afronta hoy en día la Humanidad reclaman una cruzada que es más importante que
cualquiera a que se haya enfrentado la Orden en el pasado. La continuidad de
nuestra civilización, con todos sus errores es el reto de hoy en día. En
consecuencia, la Orden canaliza el trabajo y las actividades de tal modo que es
posible entablar esa batalla ideológica, que nos reta para la defensa de los
valores que sostiene una sociedad basada en la ética y construida a través de
siglos.
La
Orden trabaja, sobre un fuerte legado histórico, espiritual, ideológico y de
conocimiento, en pos de velar por los valores culturales y morales del mundo
occidental.